El ‘rent a car’ quiere ser la alternativa segura al transporte público

Aún siendo conocidas como empresas de alquiler de coches, han pasado a ofrecer vehículos a precios muy bajos, e incluso a veces casi regalados. Y esto no solo ocurre en España. La pandemia de Covid-19 ha llevado a poner en pausa más de 650,000 automóviles, de los 818,000 que había en el mercado nacional, según estimaciones de la Dirección General de Tráfico (DGT).

La diferencia se ha destinado a actividades esenciales durante el estado de alarma, en su mayoría de manera altruista, especialmente vehículos industriales utilizados para llevar a personas al IFEMA, transportar a profesionales de la salud e incluso a personas fallecidas, en colaboración con Cruz Roja y varias ONG, como parte de la iniciativa Vans x Mad, según detalla Ignacio Manzano, presidente de Aseval-Madrid, la Asociación Empresarial de Alquiler de Vehículos Con y Sin Conductor.

Por solo diez euros al día, con todo incluido, Goldcar, la marca de bajo costo de Europcar Mobility Group, ofrece vehículos compactos. Esto es un ejemplo de muchas promociones que se han lanzado durante el proceso de desescalada, a menudo mediante llamadas directas a los clientes. Otra opción es vender los vehículos (según una encuesta de MSI Inteligencia de Mercado, más del 50% de las empresas se financian de esta manera). En particular, Hertz, que ha declarado suspensión de pagos en Estados Unidos, ha puesto a la venta incluso modelos de alta gama.

Las flotas de vehículos detenidas debido al Covid-19 pueden contribuir a resolver problemas de movilidad urbana, según argumentan las empresas del sector.

«Las empresas de alquiler de coches tenemos las flotas más modernas y menos contaminantes. Ningún vehículo supera los dos años de antigüedad, con una media de menos de un año, y todos cumplen al menos con la etiqueta Euro 6d», señala Manzano, características que los hacen muy atractivos como vehículos usados. «Somos la joya de este negocio», agrega. También destacan por su impacto ambiental positivo.

Juan Luis Barahona, presidente de Feneval (Federación Nacional Empresarial de Alquiler de Vehículos Con y Sin Conductor), que representa al 95% del sector, ofrece datos: «En términos de emisiones y transporte, emitimos 14 gramos menos de CO2 por kilómetro recorrido. El problema se plantea de manera incorrecta, ya que no debemos centrarnos en el tipo de coche, sino en su antigüedad».

«En las ciudades, podemos desempeñar un papel clave en un plan de movilidad integral. Esto podría incluir incentivos para los usuarios, como facilitar áreas de estacionamiento y permitirles circular por los centros urbanos, especialmente en el contexto de riesgo de contagio en el transporte público. También somos una alternativa a la compra de vehículos, especialmente si el poder adquisitivo de las personas disminuye», comenta Ignacio Manzano.

José Luis Sanz, presidente de Aneval, una asociación que reúne a las cinco principales empresas de alquiler de coches (Sixt, Enterprise, Hertz, Europcar y Avis), señala que «existen áreas a las que solo se puede acceder en coche, como las zonas rurales. Y no todos pueden o quieren tener un coche propio. Somos importantes para llegar a las regiones menos pobladas de España».

Por otro lado, el plan de apoyo al sector del automóvil lanzado por el Gobierno tiene a las empresas de alquiler expectantes. Sin embargo, la falta de inversión en 2019 y la disminución de flotas disponibles este año debido a la crisis del transporte y el turismo están creando desafíos para el sector de alquiler de vehículos.

Por eso, entre otras medidas, están solicitando urgentemente una igualación en la tasa del IVA con otros sectores relacionados. De momento, están mirando con esperanza hacia el verano, con la esperanza de poner en movimiento tantos vehículos parados como sea posible, aunque estiman que esto representará alrededor del 30% de su negocio, dadas las restricciones vigentes, según José Luis Sanz. Su reciente certificación «Espacio protegido Covid-19» podría fomentar esta iniciativa.